En el mundo corporativo, hay un tipo peculiar de líder: el jefe de Google sin wi-fi. Parecen saberlo todo, hablan con confianza, lanzan jerga técnica, pero cuando llega el momento de tomar decisiones, ni siquiera pueden abrir una nueva pestaña. El wi-fi se cae, la conexión se pierde y se congelan, incapaces de decidir, resolver problemas o incluso comprender la dinámica empresarial básica.
Este tipo de jefe a menudo llegó a donde está a través de la suerte, la política interna o el carisma, no por competencia. Es el maestro de las palabras de moda, el rey de la estrategia vacía, el capitán de un barco sin brújula. Y, para empeorar las cosas, exhiben un patrón narcisista: prosperan alimentando su propio ego, necesitan admiración constante, anhelan ser el centro de atención y quieren aplausos sin haber ofrecido un espectáculo real. ¿El problema? Ocupan espacio. Peor aún, cuando se dan cuenta de que su equipo sabe más que ellos, se sienten amenazados, crean obstáculos y bloquean el crecimiento.
He trabajado con muchos jefes de Google sin wi-fi. Personas que estancaron procesos simples porque no sabían y eran demasiado orgullosos para preguntar. Personas que "se sentaron en la caja fuerte" e hicieron imposible el progreso, como si el conocimiento fuera un bien escaso a proteger. Personas impulsadas por la vanidad, no por la competencia. Personas que necesitaban ser halagadas solo para sentirse importantes.
Estos líderes olvidan algo esencial: liderar es servir, no controlar. Liderar es abrir puertas, no cerrarlas. Liderar es empoderar a los demás, no sentirse amenazado por su crecimiento.
Pero hay un punto que debe ser declarado con fuerza: Nunca comprometas tu ética. No importa cuán hostil sea el entorno, no importa cuánto el jefe intente atenuar tu brillo, nunca pierdas tus principios. El éxito no se puede construir sobre atajos o tácticas turbias. La ética es la línea de meta para aquellos que corren el maratón de la vida profesional con dignidad.
El mercado es sabio y despiadado. El jefe que no sabe, el que bloquea, el que limita, puede durar un tiempo, pero solo sobreviven en entornos donde la mediocridad es la regla. Para los profesionales que quieren crecer, el secreto es simple (pero no fácil): no dejes que los límites de otra persona te definan. Invierte en ti mismo, aprende, crea, innova. Incluso cuando el wi-fi del jefe se bloquea, mantenga su enrutador funcionando a toda velocidad.
Como dijo Sócrates: "El verdadero conocimiento está en saber que no sabes nada". Aquellos que piensan que lo saben todo, en realidad bloquean su propio crecimiento. Aquellos que se cierran al aprendizaje se convierten en un google sin wi-fi, un objeto decorativo sin uso real.
Así que aquí está mi invitación:
1. Sé el líder que te gustaría tener;
2. Inspirar, incluso sin una posición de liderazgo;
3. Comparte, incluso cuando no te lo pidan;
4. Crece, incluso cuando alguien trata de detenerte;
5. Y, sobre todo, nunca perder el coraje de ser honesto;
Porque al final, un jefe puede tratar de atenuar la luz de aquellos que cumplen. Incluso pueden apagar el wi-fi. Pero el verdadero talento no necesita una red: se conecta en el mundo real, crea valor y transforma todo a su alrededor.
El talento es el wi-fi que conecta el futuro, y nunca falla para aquellos que están listos para aprender.
São Paulo/SP/BR, 6 de junio de 2025